19 mayo 2007

LAVADEROS DE LA REINA

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Lavaderos de la Reina: Cascada con Tajos Negros de Cobatillas al fondo
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Flora sobre los borreguiles:
Genciana de primavera ( Gentiana sierrae ) y Botón de Oro ( Ranunculus demissus )
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Acequia Papeles

Un último vistazo de despedida!
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Aquí, sobre la cascada final de los Lavaderos , el agua "se respiraba" !

Sobre el Arroyo de Cobatillas: "Doble salto mortal"
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Arroyo Cobatillas abajo, nos dirigimos hacia la Aceqia Papeles( al fondo a la izquierda)
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La familia unida, jamás será vencida! : "Los Primos" con Tajos Negros de Cobatillas al fondo
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Cascada: "Sin palabras" (sólo falta aquí la música del agua)
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Las cascadas nos llovían a izquierda y derecha

Bueno, que casi me animo al salto !

Lo que "nos llovía" de encima ... ¡Agua vaaa!
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Junto al improvisado refugio, punto en donde nos "comimos " hasta las mochilas
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Hermoso lagunillo sobre los Lavaderos y Manantial de los mismos
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"Nieves" en su elemento: "sentada" contra el calentamiento global
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Cruzando uno de los pocos neveros que nos salieron al paso
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Ya faltaba poco !!!
No se veían los Lavaderos aún, pero se "olían" y oía su belleza escondida
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Refugio de Peña Partida

Cruce de caminos (el de la derecha hacia el Refugio de Peña Partida)

La oveja descarriada

Ya subidos en vereda, las altas cumbres como referencia: El Cuervo y la Atalaya.Y, "casi casi"... al fondo nuestro destino : Tajos Negros de Cobatillas (Nosotros continuamos por la divisoria; el camino de la izquierda es el que traeríamos de regreso)

Toda una pasada de cumbres tras los primeros pasos:Vacares, Alcazaba, Mulhacén, Juego de Bolos, Puntal de la Caldera, Crestones de Río Seco, Los Machos y Veleta;con las cuencas del Guarnón, Valdeinfiernos y Valdecasillas rugiendo...
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Y tan a mano...

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Nada más coronar la Loma, ya tenemos a "Sus Majestades del Sur", los colosos de Sierra Nevada,
como al alcance de la mano
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Molino del Coto junto al Río Maitena visto desde la carretera de ascenso


LAVADEROS DE LA REINA

Viendo que estos últimos calores se habían colado hasta por los rincones de las altas cumbres de Sierra Nevada, obligando incluso a retirarse hasta las últimas nieves caídas consiguiendo “que subieran y subieran hacia arriba” y antes de que caducaran de fecha, decidimos realizar la visita a los Lavaderos de la Reina hoy sábado, día 19 de mayo, como ruta y mandato casi obligados por la madre Naturaleza sobre el calendario del montañero y senderista.
Visita que cuenta, más o menos, con unas pocas semanas de margen (principalmente entre los meses de mayo y junio, atrasándola o adelantándola, como era nuestro caso, según se observen las altas cumbres desde Granada y la temperatura que se respire como balanza) para que su encuentro esté garantizado de pleno y encanto (punto exacto de nieve y agua).
Coincidiendo, eso sí, con el deshielo sobre las altas cumbres. Cuando el agua por aquí baja abrazando a la nieve, besando las rocas, acariciando las entrañas de los borreguiles (pastizales de montaña). Cuando el blanco y el verde se conjuntan, hermanándose, para recibir ese agua que es la fuente que hace que todo, aquí, al unísono explote; la vida bajo sus mil maneras, sobre la naturaleza de la altura. Un oasis sobre la primavera allí, casi alpina, en forma de paraíso sobre el paisaje. En donde cada especie se protege así misma, multiplicándose. Llenando de color todo este espacio sobre la roca grisásea y oscura que le rodea. Cambiando el suelo enquistado y descuartizado, centímetros abajo, por la vida; quedando oculto y relegado, tapado por los borreguiles, hasta que el caluroso aliento del verano lo transforma, a la espera de las primeras nieves del otoño, que encalen su piel de nuevo.
Así que para allá que nos encaminamos hoy estando puntuales y despiertos alrededor de la 9:15 horas de la mañana sobre la localidad serrana y granadina de Güejar Sierra.
Atravesando casi el pueblo, tomamos a nuestra izquierda, atentos a su cruce correcto, la carretera secundaria que lleva con dirección a Coto Padules y Cortijo Balderas, y continuamos subiendo por ella hasta que nos tropezamos con un enorme peñón o roca al margen derecho de la misma y en donde se estrecha notoriamente el paso. Al instante de superarlo, un carril "hormigonado" se abre a nuestra derecha, y en sentido descendente lo tomaremos (haciendo caso omiso a la señal de prohibición) hasta que el río Maitena nos sale al encuentro. Estamos en las inmediaciones del Molino del Coto.
A partir de este punto, cruzando el puente sobre el río, nos encarrilamos por un largo y tortuoso camino carretero de tierra (aunque últimamente han asfaltado alrededor de un kilómetro y poco en sus comienzos) iniciando un fuerte ascenso por la umbría de la Loma Cuna de los Cuartos del Maitena y no apto para turismos (aunque nosotros no tuvimos más remedio que echar los nuestros ya que no pudimos encontrar ni un solo 4x4 disponible; los que alquilaban por aquí, por Güejar, andaban todos enganchados “materialmente” al Rocío). Así que con la vista puesta en la posición de alerta, dada la cantidad de desvíos existentes (siempre atentos a la pista principal y más transitada y sin equivocarnos de tomar, en el primer cruce con el que nos topamos y una vez terminado el asfalto, el de la derecha), y para no confundirnos de estela, cruzando los dedos, y sube que te suda, amortiguadores, caja de cambios, cárter y tapacubos incluidos, Cuna de los Cuartos arriba!
Como referencia dejamos atrás un gran depósito de agua de chapa y de forma circular, una pequeña balsa, un robledal o múltiplo de varios, unos cuantos cortijos, mucha piedra suelta y enormes nubes de polvo en el camino.
Cuando empezamos a coronar la loma, vamos dejando atrás una gran explanada en donde existe una alargada nave, a nuestra derecha, con corraletas para el ganado y un poco más adelante, a nuestra izquierda, los restos de una construcción abandonada en forma de estructura metálica, sin sentido ni respeto alguno hacia el entorno. Un poco más adelante, cuando la pendiente se estabiliza, no podemos resistirnos más y nos bajamos del vehículo para deleitarnos con la soberbia panorámica, intentando atrapar con la digital todas las altas cumbres de Sierra Nevada que tenemos delante. Continuamos por la pista, ya casi nivelada, y acto seguido nos topamos con una cadena que impide el paso a los vehículos, después de haber recorrido unos 10 km. de sinuoso carril cuesta arriba (unos 13 km. desde el cruce de Coto Padules) y tras una hora y poco de dedicación exclusiva a ello.
Estamos sobre los 2.000 m.a. , y de aquí para allá no te dejan continuar en vehículo, naturalmente, porque es Parque Nacional y eso se merece un respeto. Así que fuera mochilas y bastones, gafas de sol y protectores, que el sendero y el paisaje prometían.
De inmediato, nuestro premio para la vista, tras recolocarnos en su sitio las vértebras de la columna, más de las altas cumbres de Sierra Nevada todas hermanadas y unidas: La Atalaya, El Cuervo, El Puntal de Vacares, La Alcazaba en toda su fortaleza, el rey Mulhacén y el Pico Veleta con su Corral de cara como eco de la altura que se nos insinuaba.
Continuamos con la marcha a pie, como la ley del senderismo manda, haciéndolo durante un poco por la pista para enseguida tomar una vereda a nuestra derecha que asciende por toda la loma. Allá abajo, la Dehesa de San Juan, el Cortijo del Hornillo; y fijando más la vista la Vereda de la Estrella y hasta los pinares de la Cuesta del Calvario.
Esta vereda, que va ganando altura sin prisa pero sin pausa, discurre en sus comienzos por el trazado de la Acequia Papeles (en parte de su tramo soterrado), que abandonamos para continuar por la divisoria. Al rato, pasamos muy próximos a un vértice geodésico (situado a nuestra mano izquierda) y seguimos caminando hasta incorporándonos al carril que dejamos atrás, tras la cadena, y que cerró el paso a los vehículos.
Al llegar a un cruce de caminos, tomamos el de la derecha que nos lleva directos hasta el Refugio de Peña Partida (2.451 m.a.), inaugurado en 1988, con una capacidad para unas 6 a 10 personas y situado en la vertiente sur de la Loma de Papeles, muy cercano a la divisoria, haciendo aguas hacia el Barranco del Vadillo y situado junto a unos enormes bloques de roca. Indicar que por aquí, sobre este nivel denominado oromediterráneo, comprendido entre los 2.500 y 3.000 m.a. la vegetación es casi nula, observando principalmente ejemplares de sabina rastrera y que la temperatura sobre el refugio rondaba los 24,6ºC alrededor de las 12,20 de la mañana.
Tras un pequeño descanso y tentempié que nos levanta, retomamos la vereda de los pasos. Dos horas hasta el Refugio, con paso firme pero sin pausa, hemos necesitado para recorrer la Loma la Cuna de los Cuartos y encararnos con la del Maitena.
Seguimos con la vereda en ascenso hasta que nuestra vista le da alcance al Cerrilo del Trigo o de Poco Trigo y a los Tajos Negros de Cobatillas, despidiéndonos en este punto de la vereda y de la Loma de los Cuartos para descender hacia el valle que se nos abre delante de nuestros sentidos y que estaba tomado literalmente por un nutrido grupo de reses bravas. Valle que cruzaremos en dirección a la base de los Tajos Negros de Cobatillas, procurando en todo lo posible no perder ni la más mínima altura (porque después la factura hay que pagarla!).
Antes de llegar a la base, cruzamos por entre unos pequeños neveros o ventisqueros que aún se resistían al abrazo del calor y del agua y, mientras subíamos y bajábamos de nuevo, hacemos lo mismo atravesando la zona que podríamos señalar como la del nacimiento del río Maitena, junto a unos hermosos lagunillos.
El paisaje aquí se nos abre de par en par en forma de grandiosa ventana, enseñándonos su secreto mejor guardado: los Lavaderos de la Reina, tras unas tres horas de marcha, y sobre una cota de 2.645 m.a., zona sobre la que se encuentra exactamente el nacimiento del arroyo Cobatillas (que regala sus aguas más abajo al ya, desde entonces, denominado Maitena). Sobre ella, los Tajos Negros de Cobatillas o Covatillas (3.116 m.); en frente, el Cerrillo de Poco Trigo (2.678 m.a.) como más rebolondo que altivo y en posición de descanso; los dos como oteadores del horizonte y valiosos signos de referencia en esta ruta.
Toda una zona de gran belleza cubierta de borreguiles, cabecera y circo del antiguo glaciar del Maitena, existiendo en ella numerosos endemismos vegetales de Sierra Nevada (llegándose a contabilizar más de 60 especies endémicas exclusivas y casi más del doble de nacionales). En donde el agua se derramaba, mientras jugueteaba, en forma de cascadas; descansaba en forma de pequeñas lagunas y encharcamientos, manantial de los Lavaderos de la Reina. Rodeados en forma de abrazo montañero, si miramos hacia el Este y de izquierda a derecha, por el Picón de Jérez, Puntal de Juntillas, Los Cervatillos (con Tajos Negros de Cobatillas por delante), Puntal de los Cuartos y Alto de la Buitrera.
Aquí, junto a un improvisado refugio natural, al abrigo de una gran roca, hacemos el alto obligado para el avituallamiento y descanso de los pasos, recreo de los sentidos y de la vista, después de habernos dado una vuelta por los alrededores arrancándole esas instantáneas al paisaje que hoy se lo merecía más que nunca. Indicar como referencia que serían alrededor de las 14,30 h. cuando nos dispusimos a "comernos" hasta las mochilas y que la temperatura sobre este punto en alto de los Lavaderos de la Reina rondaba los 19,5ºC.
A las 15,15 h. levantamos nuestros pesados cuerpos para iniciar el camino de regreso, que lo hacemos Arroyo Cobatillas abajo, disfrutando de sus numerosas cascadas, saltos de agua y chorreras que hoy estaban en toda su explosión y belleza. Una, dos tres, cuatro, cinco… (algunas incluso con doble salto mortal) y la última, la más hermosa y vertical, toda una explosión de bravura y grandeza.
Desde este punto nos dirigimos hacia la Charca de Cobatillas, en la hermosa zona conocida como Hoya de la balsa u Hoyo de la Alberca, descendiendo por este hermoso valle y curso del antiguo glaciar, y que ya veníamos oteando desde más arriba del curso del arroyo, y hacia idem. de la acequia que le araña gran caudal de agua; hacia la que nos acercamos para continuar con el ritmo de los pasos ya por sus ambos márgenes, al final por el izquierdo, hasta que queda soterrada para desgracia de su encanto.
Se trata de la Acequia Papeles que continuaremos por encima de ella, escuchando de vez el cuando el borboteo de sus aguas entubadas en multitud de registros existentes, como exigiendo esa libertad propia de su linaje.
Y todo seguido, aunque un poco monótono y pesado el camino de regreso por esta variante ya que se nos pierden de vista todas las altas cumbres de Sierra Nevada (aunque la mayoría de los ciclistas y muchos senderistas atacan a los Lavaderos por éste en concreto ), caminamos con la panorámica, pero no exenta de belleza a nuestra derecha, de toda la Loma de Güejar Sierra que, arrancando desde el Mirador Alto, en las últimas estribaciones del Picón de Jérez, y continuando por el Prado Chapitel, termina suavemente en altitudes más inferiores, como son las del Tamboril de Maitena, Calar de Güejar Sierra y los Jarales. Y como culminación y broche, llegamos hasta la cadena en donde habíamos dejado aparcados los vehículos.
Sobre la flora decir que la más vista y respirada fueron la Estrella de las nieves (Plantago nivalis) -en su mínimo tamaño-, la siempreviva de Sierra Nevada (Sempervivum nevadense), la Genciana de primavera (Gentiana sierrae), el Botón de oro (Ranunculus demissus), el Ranillo de las nieves (Ranunculus acetosellifolius) y de la vegetación la más numerosa la sabina rastrera. Sobre la fauna, decir que, además de la oveja descarriada, la Collalba gris (Oenanthe oenanthe) y el Acentor alpino (Prunella collaris) fue de la más avistada junto a un buen número de escarabajos y un ejemplar de culebra Coronela.
Como siempre dejo algunas instantáneas como recuerdo y recuento de los pasos, y con los ojos y oídos aún abiertos al máximo ante tanta belleza con la que nos topamos. ¡Que merecen la pena, viaje y camino, vamos !
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- Accesos: Desde Granada a Güejar Sierra, (acceso ya comentado en anteriores rutas), Carreta secundaria a Coto Padules-Cortijo Balderas, Bajada al Molino del Coto - río Maitena-, El Corralejo, cadena que impide el paso a los vehículos.
- Itinerario de la ruta: Divisoria Loma Cuna de los Cuartos, idem. Loma del Maitena, Lavaderos de la Reina, descenso del Arroyo Cobatillas - Acequia Papeles, cadena, vehículos.
- Distancia recorrida: 18 km.aprox.
- Desnivel máximo: 692 m.
- Participantes: 6 (mi primo Antonio, Aurora y Antonio, Rafael (con su mascota " Tula "), Nieves y el que suscribe y "no habla". Y... Mari Ángeles, que te echamos de menos , y que sepas que para la próxima no te escapas!)
- Dificultad: Media-Baja
- Duración: 6 h 15 m. - ida y vuelta - (sin contar descansos, ni parada para el avituallamiento en los Lavaderos)
- Agua: en los Lavaderos de la Reina (por todas partes), arroyo Cobatillas y Acequia Papeles (en su tramo no soterrado)

13 mayo 2007

ZUHEROS: RÍO BAILÓN - LAS CHORRERAS

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Castillo de Zuheros
Vista general de Zuheros: "Perla de la Subbética cordobesa", aquí desde el Tajo del Charco Hondón

Paisaje kárstico y cuevas formadas por la erosión
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De vuelta a Zuheros: sendero junto al Arroyo Moreno
Peonía, rosa maldita ( Paeonia broteroi Boiss. & Reuter ) - endemismo ibérico
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Las Chorreras
Las Chorreras
Gamón blanco ( Asphodelus albus )
Caminando por el "Poljé"


Poljé de la Nava
 Al fondo, masa de encinar tan característica de estos paisajes de la subbética cordobesa

                                                                        Aquí hoy, todo, verde sobre el verde

Fuente de Rebola
Fuente de Fuenfría

Sendero PR-A sobre el Paraje de Fuenfría


Pequeño "bosque encantado" que atravesamos
Flor de abeja amarilla - orquídea - (Ophrys lutea -Gouan -Cav.)
Fuente de La Mora


Cruzando el Río Bailón
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Centaura (Centaurea pullata L.)

Erosión y Naturaleza viva

La roca caliza predomina también sobre el paisaje
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Vista de Zuheros: " La Joya de la corona"
Cañón del Bailón


Sendero de ascenso en zig-zag
Comienzo del Sendero PR-A en Zuheros, en donde inicamos la ruta junto al aparcamiento contiguo al Río Bailón
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ZUHEROS: RIO BAILÓN – LAS CHORRERAS
De momento, y mientras "se hace" la autovía, a hora y media escasa de rodadura (por la N-432, CO-240 y CO-241) y a unos 97 km. de distancia de Granada se encuentra “la perla blanca” de la Subbética cordobesa, la bella localidad de Zuheros.
Situada a unos 76 km. de la capital cordobesa y a unos 620 metros de altitud sobre el nivel del mar, podríamos decir que Zuheros es la antesala a la naturaleza, paso voluntario para perderse entre la multitud de contrastes del verde y que le caracteriza; como telón de fondo ya cuando uno se acerca hasta este bello municipio y que además ha sido agasajado por la mismísima piedra caliza que habita en él y él en ella, como valiéndose mutuamente de caricia. Sus empinadas calles son testigo de ese monumento, dirigiendo el epicentro de su altura hacia el castillo que la corona, y que como reino excavado en la roca hace mérito de su fortaleza.
Y ahora un poco de historia: Parece ser que el primer núcleo de población se asentó sobre finales del siglo IX, construyéndose un castillo sobre las inexpugnables rocas denominadas “sujaira”.
Zuheros, en sus orígenes, perteneció a la Cora de Elvira (Granada), pasando de conquista en conquista, y de mano en regalo, hasta que en el siglo XV pasó a ser propiedad de la Casa de Aguilar, para seguidamente pertenecer al linaje de los Fernández de Córdoba; construyendo éstos el palacio renacentista anejo al castillo, del cual se conserva algunos restos y señales del mismo.
Indicar por último que su mayor actividad agraria está basada en el cultivo del olivar, y la ganadera en la producción de queso ecológico. Destacar también el incremento del turismo rural, siendo su buque insignia, a parte del Castillo, la famosa Cueva de los Murciélagos, declarada en el 2002 por la Junta de Andalucía como Monumento Natural y amén de todo el municipio declarado también como Bien de Interés Cultural en su modalidad de Conjunto Histórico-Artístico en el año 2003.
Atractivos que suman y sigue con el de la Vía Verde (adaptación de las infraestructuras ferroviarias en desuso y que están siendo coordinadas por la Fundación de los Ferrocarriles Españoles), todo ello dentro y aquí del Parque Natural de las Sierras Subbéticas. Impulso reconocido y del que se aprovecha este municipio, naturalmente y valiéndose de esa simbiosis, ya introducidos de lleno en esta naturaleza tan verde.
Así que ya metidos en materia, y como continuidad de los pasos que nos han atraído hasta esta tierra tan hermosa, además de casi vecina y hermana, paso a abrir esa ventana que da pie al itinerario bajo el habla; remarcando el hecho de que todo lo que aquí te rodea, alcanza tu mirada, ves, palpas y respiras, está virgen o casi intacto y no alterado por la mano del hombre. Por ejemplo: durante la ruta no se observa ni un poste de electricidad, ni de telefonía, ni vehículos circulando, sólo algún cortijo que otro, y la mayoría abandonados, dan señales sólo del paso del hombre por sus alrededores; y al final siempre traducidos en ese encanto de naturaleza virgen, predominando el verde de su vegetación y la encina como nota característica sobre el horizonte.
El sendero, de pequeño recorrido - colores blanco y amarillo- y señalizado como PR-A, comienza a la salida de Zuheros, en la zona habilitada como aparcamiento junto al barranco al que el río Bailón, con el paso del tiempo, le ha abierto sus entrañas y llega hasta La Nava, finalizando a un 1 km. de la carretera que sube hasta la ermita de Cabra.
Una senda que no tiene pérdida ni desperdicio alguno y que comienza con un zigzagueo a modo de calentamiento de los pasos (salvando en unos 10 minutos alrededor de unos 100 m.) y que nos deja en la parte más alta del cañón del Bailón, disfrutando de una panorámica imborrable para la vista y memoria del encalado pueblo que luce traje abajo y adornado por su Campiña; blanco sobre el azul y el verde que le acompañan a modo de escenario tan natural y relajado.
Una vez atravesado el cañón, al poco, el sendero desciende ligeramente y con los tajos del Bailón a nuestra izquierda coronados por el Mirador de la Atalaya. Tras un recodo del sendero, nos encontramos por primera vez con el curso del río Bailón al que seguiremos lecho arriba. El paisaje ahora cambia a mayores disfrutando de la verticalidad de sus paredes y la paz en la que se convierten. Observando mientras caminamos numerosas cuevas excavadas que han quedado al descubierto por la erosión del río sobre la roca, siendo la mayor de ellas la llamada Cueva del Fraile; y en donde vemos a su derecha que un grupo de montañeros estaban realizando prácticas de escalada sobre una pared más que vertical y con camino recto hacia el cielo.
Al poco volvemos a cruzar el río sobre su parte más ancha y, después de subir un repechón, nos encontramos con la Fuente de la Mora a nuestra derecha. Continuamos por el sendero de los pasos junto al cauce del río, atravesándolo en varias ocasiones más. Cauce sembrado de rocas, unas arrastradas por el río y otras caídas de los costados de las altas paredes rocosas, observando mientras caminamos la gran erosión producida sobre este paisaje kárstico.
La senda prosigue hasta que nos introduce en un singular bosque de chaparros en donde los restos de líquenes adosados a troncos y ramas le dan una aire un tanto misterioso y como tirando a bosque encantado y más propio de cuentos y sueños sin habla.
Pasado un cortijo abandonado a nuestra izquierda, y dejando atrás a la derecha una enorme y majestuosa encina centenaria, llegamos al bonito paraje en donde se ubica la Fuente de Fuenfría, y muy próxima la Fuente de Rebola, momento que es aprovechado para rellenar cantimploras y refrescarnos un poco. Acto seguido giramos a la derecha, para circular ahora por un carril. Tras pasar otro pequeño bosque de encinas, éste nos deposita sobre el inicio de un impresionante “poljé” (etimología eslava de "polje": campo) que es una depresión en un macizo de roca kárstica de grandes dimensiones a modo de valle alargado y cerrado, de fondo plano, de gran tamaño y contornos irregulares. Los bordes son empinados y en ellos aflora la roca caliza. Suele estar recorrido por un riachuelo que desaparece súbitamente por un sumidero o ponor. Se trata del Poljé de la Nava, extensa llanura cercada por altas sierras y que es aprovechada naturalmente para el pastoreo.
Al poco de entrar en la Nava abandonamos el sendero PR-A que continua hacia el final de la misma, y siguiendo la flecha que lo señala, tomamos el camino de la izquierda que nos lleva hasta la zona conocida como Las Chorreras en donde existe una bonita cascada natural (hay otra más arriba pero dejamos su visita para otra ocasión, así tendríamos excusa más que suficiente). Paraje éste, el de Las Chorreras, tan tranquilo como idílico y que hoy estaba tomado por esa sabia "humanidad" conocedora de estos rincones tan espectaculares. Aguas estas que van a parar al río Bailón como aporte de su caudal.
La vuelta la iniciaríamos desde aquí, haciendo antes la obligada parada para el avituallamiento a la vera del Polje .
Tras una pequeña siesta, ofrecida bajo el espacio-tiempo y como cortesía de la "casa", ya que la ruta de hoy era más corta y relajada, y además apetecía sobre aquel terreno tan acolchado sobre el verde; sobre nuestros propios pasos regresamos hasta el paraje de Fuenfría. Desde allí, como variante del regreso, tomamos el carril que asciende con dirección Este-Sudeste (pasando por las inmediaciones de una granja junto a un corral de cerdos y punto máximo de elevación de la ruta, sobre los 1.075 m.a.), y que rodeando el Cerro de Bramadero (en sentido contrario a las agujas del reloj), te lleva barranco abajo hacia el curso del Arroyo Moreno, que cruzaremos y seguiremos por su margen derecho, hasta desembocar al final con el río Bailón de nuevo y con el sendero de ascenso; y de aquí, todo seguido, hasta Zuheros.
Punto y final de ésta, y que podríamos reivindicar y definir como de “marcha verde” a modo de acento sobre la naturaleza. Hábitat que se nos regalaba hoy sobre estos rincones tan nuestros y andaluces. En donde esa medicina tan natural, verde y viva – viva y verde- y que con el hallazgo de una simple peonía (pero no exenta de grandeza), puede acabar en tanta satisfacción ante los ojos del descubrimiento.
Y hablando de flora, decir que la vegetación, típicamente mediterránea y por supuesto protegida, está compuesta principalmente por encinas y quejigos, sumándose también a ella los arces y almeses. Seguida y servida además, como en bandeja de plata, de especies endémicas-ibéricas, béticas, norteafricanas, locales y de ese otro sinfín de las que florecen como espectáculo durante el año: narcisos, lirios, orquídeas, peonías, gamones; acompañadas bajo agasajo y protección de una multitud de arbustos como el majuelo (espino albar), lentisco, escaramujo y acebuche entre otros.
Con respecto a la fauna decir que está catalogada como de gran valor ecológico; y que como salvaguardia de los tiempos que corren citamos ejemplos del águila real, el buitre leonado (y avistado,) el halcón peregrino, como señores de los cielos, junto al resto de la gran familia ornitológica que habita en estos parajes de paz y sosiego; y otros más comunes, y ya sobre la tierra, como son el jabalí y el zorro y resto de pequeños mamíferos y anfibios, habitantes de ríos, arroyos y charcas.
Como despedida, y sirviendo ésta de agradecimiento de nuevo hacia esa abertura de brazos del C.D. Azimut, organizador de la ruta, y en su nombre y cabeza representativa al amigo Curro, aquí dejo algunas instantáneas de ese recorrido y hermanamiento en el caminar de los pasos. ¡En nombre de los cuatro, que os la debemos!
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- Accesos: Desde Granada a Zuheros ( Córdoba) (recorriendo unos 97 km. aproximadamente por la N-432, CO-240 y CO-241) en vehículo.
- Tiempo: (1h.20 m. aprox.)
- Regreso: viceversa e idem.
- Itinerario de la ruta: "PR-A" a la salida de Zuheros, Cerrada del Río Bailón, Fuente de la Mora, Cortijo del Barranco, Fuenfría, La Nava, Las Chorreras, Fuenfría, rodeo del Cerro Bramadero, Arroyo Moreno, Cerrada del río Bailón, Zuheros.
- Trayecto: semicircular
- Distancia recorrida: 15,5 km.aprox.
- Desnivel máximo: 455 m.
- Participantes: C.D.Azimut y "agregados"
- Dificultad: Baja
- Duración: 5h y 45 m. - ida y vuelta - (incluidos descansos, parada para el avituallamiento y pequeña siesta cortesía de la casa)
- Agua: Fuente de la Mora, Fuenfría, Fuente de Rebola, Las Chorreras, Arroyo Moreno.