25 marzo 2007

PICO DEL LUCERO

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PICO DEL LUCERO
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Como alcazaba y vigía de las provincias de Granada y Málaga se alza el Pico del Lucero sobre la Sierra de la Almijara a la que nos dirigimos hoy para coronar su erguida planta. Y allí estaba, con sus 1.779 m.a.: piramidal y altivo, esbelto y reafirmado, con esa talla casi alpina. Historia sobre la piedra de este Parque Natural de las Sierras de la Almijara, Tejeda y Alhama y que de nuevo pisábamos tras el anterior ascenso a la Maroma.
Hoy, estrenando programa de primavera y cambio oficial de hora que nos ha sentado, por cierto, como una mosca en la sopa, en vehículo desde Granada tomando la Circunvalación y acto seguido incorporarnos a la A-92 con dirección a Málaga, abandonándola por la salida 211 (Moraleda de Zafayona - Alhama de Granada) para continuar por la 402 hasta este último municipio y encararnos allí con el desvío que nos lleva hacia el pueblo granadino de Játar; y que tomamos dejando atrás la presa de Alhama, para llegar motorizados hasta la entrada del mismo. Pintoresco municipio conocido como "pueblo del choto y del agua" desde donde continuamos seguidamente por la carretera asfaltada que parte junto al monolito-indicador de la Junta de Andalucía señalando e informando sobre la Sierras antes mencionadas de la Almijara, Tejeda y Alhama. Carretera asfaltada que nos tragamos en seguida y con ganas para desviarnos, a unos 2 km. de Játar y a la derecha, por el carril carretero marcado como “Caminos Rurales los Enebrales El Chaparral”; y que nos deja, en una zona de naves con distintos usos, principalmente para el ganado, conocida como “Caliche” en lugar de los Enebrales, sito a unos 2,5 km. de Játar, en donde dejamos los vehículos estacionados, después de haber recorrido, justamente, 75 km. desde Granada.
Sobre las 10:45 h. iniciamos la caminata por el sendero, que ahora se nos abre delante de nuestros ojos, sobre una cota muy próxima a los 1.000 m.a., que en su primer trazado pasa por encima del Cortijo y zona conocida como El Linarejo que vemos allá abajo y a nuestra izquierda humeando por la quema de ramas.
Desde aquí continuamos en ascenso marchando, al poco, por la Colada del Camino de Cómpeta con dirección Sur-Sudoeste. Atrás vamos dejando los Barrancos del Linarejo y el de la Cuesta de la Novia, y el Río Añales a nuestra izquierda.
Pasamos unos comederos para el ganado, atravesamos unos blancos arenales y un espeso pinar, observando al otro lado del barranco la pista forestal que asciende desde la desusada Resinera.
Ahora la pedregosa vereda desciende en picado. De frente ya tenemos nuestra referencia más esbelta y cercana en forma de asalto: el Pico del Lucero, gentilmente acompañado por el Cerro Mota.
Al poco, salvamos unos maderos para que no se escape el ganado; y tras unas dos horas escasas de andanza llegamos a las ruinas de un cortijo, en donde hacemos una primera parada obligada para el tentempié que nos levanta. Se trata del paraje conocido como Venta de López, pisando sobre el término de la localidad de Arenas. A nuestra izquierda tenemos el Cerro del Cenacho, a nuestra derecha el Cerro Pozuelo o de la Chapa.
Acto seguido nos levantamos literalmente del campo, siendo observados por una hermosa yegua blanca y su potrilla que por allí pastaban, para continuar la caminata cruzando un pequeño arroyo y alzando nuestros pasos por una empinada vereda que nos eleva hasta una pequeña loma, para acto seguido descender por ella entre una espesa “alfombra” formada principalmente por aulagas. Descendemos en picado dicho promontorio, acercándonos al final hasta una recogida y verde explanada, después de cruzar un arroyo, en donde nos refrescamos un poco. Acto seguido, girando a nuestra izquierda, volvemos a cruzar otro más adelante y arenoso entre espesos ejemplares de laureola y algún que otro matorral de ribera, tomando al final un carril forestal que nos asciende hasta un excelente mirador sobre el camino de la cuesta.
Ya tenemos casi delante de nuestros ojos, al otro lado del ancho barranco que nos separa, "la blanca vereda" toda cuesta arriba hacia el Pico del Lucero y que nos espera paciente y de lo más inquieta bajo el deseo. Observamos de nuevo, y delante de nuestra retina, esos dos colosos tan próximos como hermanos: el Pico del Lucero y el Cerro de Mota con su silueta tan esbelta y cónica.
Continuamos por dicho carril hasta las proximidades de una cantera de mármol blanco, explotación al parecer inactiva, y muy cercana al Puerto de Cómpeta.
Ahora damos un giro de 180º al sentido de la caminata; descendemos un poco y pasamos junto a un gran depósito metálico de agua de forma circular para tomar el carril que viene de la abandonada Resinera hasta el punto en donde está enclavado el cartel informativo del sendero al Pico del Lucero, y cuya vereda ya tenemos delante y en posición de asalto inmediato. Desde aquí hemos invertido unas tres horas y cuarto, desde que comenzamos la caminata.
A través de este sendero subiremos a una de las cimas más representativas del Parque Natural, el llamado Pico del Lucero o Raspón de los Moriscos, cuya forma piramidal destaca sobre el alero de cumbres del Parque. Esta ruta es una de las más populares de la zona entre montañeros y senderistas por su trazado casi alpino y en donde se puede saborear un paisaje tan abrupto como virgen, dominado principalmente por formaciones geológicas tan características como las calizas dolomíticas en descomposición ricas en carbonato cálcico (mármol, con su característico agregado granoso-vítreo) y que forman a veces pintorescas agujas sobre el paisaje del horizonte con el que nos topamos y que podemos alcanzar, casi, con nuestras diminutas manos.
Comenzamos el ascenso partiendo junto al cartel informativo indicado e instalado por la Junta de Andalucía, atravesando primero el arenoso y seco Arroyo de Añales, para meterle de inmediato la primera durante un buen tramo de vereda que nos levanta; teniendo mucho cuidado con el firme que pisamos ya que empieza a mostrarse suelto y rebelde bajo nuestras pisadas. Al poco, ya empezamos a observar esas bellas formaciones geológicas que dan origen a raras y caprichosas figuras que nos asaltan a preguntas.
La vegetación típica de la zona está compuesta por viejos pinos, principalmente pino pinaster negral o resinero (algunos quemados tras desafortunados incendios pasados), escasos ejemplares de arce granadino y abundante matorral formado especialmente por romero, salvia, sabina, enebro, aulaga y cojín de monja.
Durante este recorrido tendremos que salvar al menos cuatro duras rampas contadas con el sudor de la frente que nos levanta. La primera, junto a la base del Cerro Rajas Negras, desde donde obtenemos, si nos damos la vuelta, unas magníficas vistas del Pantano de los Bermejales. Pasamos la segunda cuando llegamos al Collado de los Tropezones que, para no acabar en el suelo, nos regala con un "llanete" como pequeño caramelo antes de "apechugar" un poco más adelante con el Collado de la Perdiz. A la izquierda dejamos el Cerro de Mota, llegando al tercer Collado, llamado de igual manera que dicho cerro.
A la media hora larga de atacada, descendemos un centenar de metros hasta andar en equilibrio sobre las vertientes y provincias de Granada y Málaga. En este punto se unen las dos sendas procedentes de las dos provincias hermanas.
Ahora la vegetación disminuye considerablemente ya que el piso pasa a ser de roca fuerte, combinada con piedra suelta e incluso arena fina como la de la playa, que hace que el recorrido se endurezca lo suyo y con el más añadido del desnivel que crece y crece sin alternativa alguna.
Al poco, atravesamos El Coladero, también llamado “Collado de los Mosquitos”, situado en la mismísima base de la enorme "pirámide" que teníamos encima. Ya sólo nos queda zigzaguear durante el último y más dificultoso tramo de la caminata y entre los últimos respiros que nos damos como casi tocando la vereda con las manos y por una empinada línea sobre el vértigo apta para el despegue de las mentes y ganado que por aquí campa como por sus anchas. Como las cabras, vamos!
Pero allí estaba la recompensa (después de unas cuatro horas y media largas de dura marcha desde que comenzamos la ruta - hora y veinte minutos desde el panel informativo de más abajo señalando la senda de subida al Lucero y en el que se marcaban "3 km. en 2 horas"): la cumbre del Cerro o Pico del Lucero, también conocido como Raspón de los Moriscos, de 1.774 m.a., servida en bandeja de plata por unos rayos de sol que se colaron entre las nubes que lo asaltaron a última hora y por desgracia. Eso sí, con construcción antigua incluida sobre su cima; resto de un antiguo refugio-cuartel de la Guardia Civil levantado en su día para control y vigilancia de la zona (ojeador de maquis, contrabandistas y bandoleros que por aquí subían y bajaban, pasando de una provincia a otra, aferrándose a su especial vida de sobresaltos).
En su interior indicar que hay un buzón de sugerencias para los visitantes para dejar esa constancia sobre el camino de los pasos. Eso sí, sin libro de reclamaciones que se sepa, porque quien llega aquí tiene más recompensa que queja. También aprovechamos para hacer la obligatoria parada para el avituallamiento.
Las vistas desde arriba son más que espléndidas y tirando a firmes e infinitas; aunque hoy, a causa de las nubes que se nos anticiparon, algunas las intuíamos con la fuerza de la mente que refresca: al Norte, la Sierra de Parapanda y el Pantano de los Bermejales; al Este, Sierra Nevada (con poca nieve por desgracia); al Sur el Mar Mediterráneo, pueblos de la Axarquía malagueña y la bonita localidad de Nerja como una pequeña mancha blanca sobre el azul que la enmarca, y al Oeste Sierra Tejeda, con su buque insignia la Maroma.
El regreso lo hacemos, al principio, descendiendo sobre nuestros propios pasos hasta llegar de nuevo al panel informativo antes mencionado; sólo que ahora tomamos el carril forestal que desciende a nuestra derecha y que se dirige a la antigua Resinera, caminando paralelos durante un par de kilómetros aproximadamente al Arroyo de Añales, hasta llegar al primer cruce de caminos con el que nos tropezamos. Tomamos el de la izquierda, que desciende en su primer trazado, para luego levantarnos un poco más si cabe la moral y acercarnos hasta un collado en donde observamos que otro camino sube a nuestra izquierda, al que no le hacemos ni caso.
Delante de nuestros ojos ya tenemos de nuevo la ruinas del Cortijo de Venta de López al que nos dirigimos, carril abajo, para continuar después a través de una estrecha vereda, tras cruzar de nuevo los dos arroyos, ahora en orden inverso, y con los que nos topamos al principio sobre esta zona; aunque eso sí, esta vez, un poco más abajo, salvando por su base la pequeña loma que teníamos delante.
Desde aquí ya es volver sobre nuestras huellas hasta el Linarejo y el Enebral (en donde aterrizamos sobre las 19:46 h.), zona en la que habíamos dejado aparcados los vehículos, tras unas 9 horas de dura caminata y que nosotros alargamos un poco más de la cuenta, allá sobre la cuesta, en el paraje de la Venta de López y con el rodeo por las canteras.
De nuevo, darle las gracias al amigo Curro y al C.D. Azimut por esa abertura de brazos; haciendo extensible la derrama al resto de la grata compaña. ¡Un saludo y hasta la próxima!
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DATOS BÁSICOS DEL RECORRIDO:
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-Accesos: Granada - Autovía de Andalucía -"A-92" - Salida 211 hacia Alhama de Granada con destino final Játar, en vehículo. Regreso: viceversa.
-Itinerario: zona de naves del Enebral (a 2,5 km.de Játar), El Linarejo, Colada del Camino de Cómpeta, Venta de López, Canteras de mármol, Sendero Pico del Lucero, El Lucero.
-Trayecto: lineal (de ida y vuelta por el mismo sitio, con un pequeño desvío a la vuelta)
-Distancia: 21,5 km.aprox. (ida y vuelta)
-Dificultad: Media-Alta
-Desniveles: 1.204 m. de subida y bajada acumulados. Altura máxima: 1.774 m. Altura mínima: 1.070 m.
-Duración: 9 h. incluidas paradas, avituallamiento y descansos; unas 8 horas sin descansos.

-Agua: Fuente de la Teja (Venta de López)
-Número de participantes: 13

17 marzo 2007

LAS 2 CRUCES: ENTRE VÍZNAR Y ALFACAR

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LAS 2 CRUCES: ENTRE VÍZNAR Y ALFACAR
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Repetimos, con ésta, una de las clásicas que nos acercan hasta el Parque Natural de la Sierra de Huétor. Concretamente la que nos lleva, a corazón abierto, hasta el enclave en donde están asentadas 2 de las cruces que se elevan sobre el horizonte de su silueta más esbelta: la Cruz de Víznar y la de Alfacar.
Para ello nos desplazamos hasta esta última localidad granadina aparcando el vehículo en las proximidades de la Fuente del Morquil (paraje muy próximo al de Fuente Grande), sobre una cota de unos 1.050 m.a.
Sobre las 10:00 de la mañana comenzamos a ascender por la carretera que lleva hasta este magnífico nacimiento de agua llamado también Fuente de Aynadamar o de las Lágrimas y que fue construida por los árabes allá por la época del Califato a los pies de la Sierra de la Alfaguara para conducir el agua hasta la mismísima Granada pasando antes por la población de Víznar y los barrios granadinos del Fargue y del Albaicín.
Una vez en el cruce de la carretera giramos a la derecha, en donde enseguida vemos el Parque Federico García Lorca que lo dejamos atrás envuelto en su silencio más poético.
Seguimos por la carretera asfaltada con dirección a Víznar; pasamos un bloque de apartamentos llamado El Caracolar, más adelante el Cortijo Pepino a nuestra derecha, y al poco traspasamos el barranco que divide a estos dos municipios de Alfacar y Víznar, para encararnos seguidamente con el monolito del Barranco de Víznar y tomar el sendero que asciende hasta la fosa común de enterramiento excavada durante la guerra civil española.
Aquí hacemos un pequeño alto en el camino bajo el pensamiento para tomar, a pulmón abierto ya, el trazado de la vereda que ahora nos toca subir entre magníficos ejemplares en flor de aulagas y romero, tomillo y pinos de repoblación hasta el Area Recreativa de Puerto Lobo y al contiguo Centro de Visitantes, bautizado con el mismo nombre.
Desde aquí tomamos, tras hacer una pequeña visita al mismo, la senda que parte hasta las Trincheras del Maullo.  Palagra, ésta, la de "Maullo", al parecer puesta por las señales sonoras que se hacían los soldados en estas trincheras, de la época de la guerra civil, imitando el sonido del gato montés.
Senda que arranca en descenso, junto a unos depósitos de agua, adentrándonos de inmediato en un hermoso cuadro paisajístico y de vegetación. Pasando primeramente junto a unos majestuosos ejemplares de pinos laricios,  con el Barranco del Lobo a nuestra derecha y en donde proliferan las zarzas y los rosales silvestres; y a nuestra derecha con la abundancia de cedros del Atlas, pinos de repoblación, algún que otro olivo, álamo y nogal; así como con un nutrido sotobosque formado por romero, tomillo, aulagas, jaras blancas, mejoranas, cantuesos, torviscos, esparragueras, enebros de la miera, etc.etc.y con las primeras y mejores vistas de Sierra Nevada como cerrando el cuadro de su entorno (aunque hoy el día no daba para tanto horizonte, ya que la neblina y las finas nubes tapaban este hermoso telón de fondo). Camino que desciende, llanea un poco y sube; llegando al final al llamado Collado de Fuente Fría (1.252 m.a.). Punto en donde nos encontramos con un carril de tierra que separa esta estupenda masa de pinar, en donde antiguamente había níscalos a montones, y que fue abierto para sacar la piedra-roca que se extraía de este cerro tan sonado, para morir al final.
Debiendo de girar nosotros a la derecha tras alcanzar este collado; para, a través de un estrecho sendero, en una atacada, abordar la cumbre del Cerro del Maullo. La variante de la izquierda, tras dejar atrás la cadena que impide el paso a los vehículos, te devuelve al carril-pista principal que sube desde el C.V. de Puerto Lobo al campamento de la Alfaguara, y que tomaríamos la vuelta, tras visitar las trincheras.
Cerro del Maullo (1.329 m.a.) en donde ya nos econtramos en un abrir y cerrar de ojos, comprobando que las trincheras que hay en su cima, se conservan en muy buen estado por cierto. Disfrutando una vez más de las privilegiadas vistas que desde aquí se alcanzan del macizo de Sierra Nevada y de la cabecera del río Darro; regresando sobre nuestros pasos para tomar el mencionado carril carretero que asciende hasta la Alfaguara.
Carril que abandonamos antes de una cerrada curva a la derecha, para tomar la vereda de la izquierda (hay que estar muy atentos para verla). Vereda que asciende por entre el Barranco de la Umbría, hasta el Collado de Víznar (1.484 m.a.)  a través de un espeso pinar, algunos hermosos y entallados ejemplares de pinsapos (casi al principio de la misma), enebros, zarzas, ciruelos asilvestrados, matagallos, aulagas, escaramujos, durillos agrios y algún que otro quejigo entremezclado.
A nuestra izquierda tenemos ya la metálica y reluciente Cruz de Víznar,  enclavada sobre los 1.559 m.a. del Peñón de Vínar, y que ha sido cambiada recientemente por la anterior de madera. Tras hacer un pequeño alto y respiro sobre el mencionado collado, el del Peñón de Víznar o simplemte de Víznar,  y disfrutar de esa corriente de aire que por aquí siempre corre a sus anchas, nos dirigimos ahora hacia la Cueva del Agua, tomando la dirección que nos marca y señala el hito de piedra allí existente.
Camino que sigue en ascenso ahora por un sendero que se adentra en otro nuevo pinar formado principalmente por pinos laricios, silvestres y algún que otro pinsapo, para llanear al cabo de un rato. Avistando mientras se va nivelando, con permiso de la vegetación que se aclara en cierto momento, y con dirección Norte, la Sierra de la Yedra y el Peñón de la Mata. Dejando atrás y por aquí, a la izquierda, allá por sus internos, el llamado Collado de la Rata (1.551 m.a.)., con esa opción-posibilidad de acercarnos a través de éste,  hasta el vértice geodésico y/o la Cruz de Alfacar abandonando el sendero principal. Variante que obviamos, así como el siguiente desvío de la izquierda, el que encontramos al poco de nivelarse del todo el sendero y aclararse la vegetación. Adentrándonos de nuevo en otra mancha, ahora de bosque mixto compuesto de pinos, encinas y algún que otro quejigo; mientras nos vamos despidiendo, con esas vistas a la derecha, del Peñón de Víznar y ese sendero que de nuevo asciende. Dejamos a nuestra izquierda una dolina (depresión o cubeta formada por la descomposición de las margas - rocas sedimentarias compuestas principalmente de calizas/calcitas y arcilla-y que, por la acción directa del agua de lluvia-son su CO2-, dan lugar a ese depósito final de arcilla, las zonas conocidas como terra rossa - las tierras rojizas-); un lapiaz (formación kárstica y otra nueva dolina a la izquierda sobre un lastonar. Ya sólo nos queda rodear por la izquierda (en sentido a las agujas del reloj) a la elevación dolomítica, en donde, justo debajo, se encuentra la Cueva del Agua. Hablamos del Cerro de la Cueva del Agua (1.605 m.a.); desembocando, tras unas cuantas curvas del sendero, antigua vía pecuaria, en el carril que sube del Campamento de la Alfaguara, justo, frente por frente, a una antigua caseta de electricidad.
Y...punto y seguido a la derecha, que nos encontramos junto a la angosta entrada a la Cueva del Agua y sobre un excelente mirador. Enclave más alto de la  ruta que hoy nos ocupa y que nos ofrece, con su brindis, una de las mejores vistas sobre esta zona del Parque Natural de la Sierra de Huétor. Cueva del Agua que destaca por ser una de las formaciones endokárticas más interesantes del Parque Natural junto con las del Gato, la de los Mármoles y la sima de los Huesos, y que anda cerrada al público, hace unos años, mediante una gran verja metálica para evitar esas desgracias que provienen del hombre por su naturaleza de "insolidario", por no respetar el entorno y pagando con esta moneda, a veces, el regalo que ella nos hace.
Dejamos la Cueva del Agua goteando en silencio, como a través de los siglos del tiempo lo ha hecho, y descendemos ahora con dirección al Campamento de la Alfaguara; sólo que un poco más abajo, antes de llegar a éste, tomamos una vereda que nos sale a nuestra izquierda, tras una cerrada curva a la derecha sobre el camino pedregoso, y que nos "encarrila" hasta la Alfaguarilla, más concretamente sobre la Majada de la Zorra. Senda que atraviesa un espeso pinar y rodea, a media ladera y en sentido a las agujas del reloj, el Campamento antes mencionado, desembocando en el carril que asciende desde la Fuente de los Pajareros, junto al Jardín Botánico Alboretum que allí se exhibe como muestra y enseñanza de la flora.
Detrás del gran pino guía con que nos topamos (tras girar a nuestra izquierda) y que se eleva como muestra y naturaleza de los siglos, continuamos el camino, dejando la seca Fuente de los Yeseros atrás, para retomar la vereda que asciende a nuestra mano izquierda después del primer cruce de caminos que nos sale al encuentro carril abajo ya, y que nos asciende entre roquedal y chaparros hasta el Pinar de la Alfaguarilla.
Tras rebasarlo observamos que, aquí y ahora, la roca domina sobre el terreno. Delante, y abajo, vemos una pequeña caseta de obra rodeada por una alambrada. A nuestra izquierda tenemos el Cerro de "Los Calares" en cuya cima se encuentra la Cruz de Alfacar (1.520 m.) observando que le falta un trozo de uno de sus brazos a consecuencia del impacto que sufrió por la caída de un rayo.
Una vez respiradas las vistas y este paisaje, y ya, como en caída libre, nos dirigimos hasta la localidad de Alfacar y que tenemos justo debajo de nuestros pies; al fondo también se extiende, como un gran tapiz verde, la capital granadina y toda su extensa Vega; a la izquierda, nuestra majestuosa Sierra Nevada (aunque hoy un poco descafeinada ya que estaba cubierta por las nubes); a nuestra derecha, el Pantano de Cubillas y Sierra Elvira como haciéndole señales a nuestra mirada.
Ya todo es bajada y prestando muchísima atención y cuidado para no torcernos un tobillo ya que hay muchísima piedra suelta. Como un regalo más de la naturaleza avistamos una manada de cabra montés; ejemplar de fauna con la que están repoblando estos parajes.
Son las 14:30 h. cuando finalizamos esta marcha sobre el camino y la piedra; con la Fuente Grande como muro y freno de la misma. Fin de trayecto y del empinado descenso.
Desde aquí, desde este hermoso paraje de Fuente Grande, abrigado por majestuosos plátanos orientales plantados allá por la época de la invasión francesa de 1808, en cinco minutos nos ponemos en el punto de inicio de la caminata, la Fuente del Morquil, con un buen trago de agua para aliviar nuestras secas gargantas.
Como siempre, dejo algunas instantáneas de nuestros pasos; como hecho y recuento de lo que pasamos y pasó por delante de nuestras miradas.
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DATOS BÁSICOS DE LA RUTA:
-Itinerario: Fuente del Morquil (Alfacar) – Carretera de Alfacar a Víznar – Barranco de Víznar - Área Recreativa Puerto Lobo – Centro de Visitantes Puerto Lobo – Senda y Cerro del Maullo – Barranco de la Umbría – Cruz de Víznar – Cueva del Agua – Alfaguarilla – Cruz de Alfacar – Fuente Grande – Fuente del Morquil (Alfacar)
- Trayecto: circular
-Recorrido: 13 km.aproximadamente.
- Número de participantes: 6
- Duración: 4 1/2 horas. (incluidas pequeñas paradas y descanso)
- Dificultad: Baja.
- Agua: Fuente del Morquil (Alfacar)