21 enero 2007

CAMINO DE LOS NEVEROS - EL PURCHE - LOS CAHORROS - MONACHIL







































































































































CAMINO DE LOS NEVEROS – EL PURCHE – LOS CAHORROS - MONACHIL
Frecuentado en la actualidad principalmente por excursionistas, montañeros y ciclistas, el Camino de los Neveros fue la vía más corta entre la capital de Granada y la Alpujarra; la trocha que permitía pasar de una vertiente a otra de la Sierra, la que unía en línea recta las tahas de Orgiva y de Pitres con las llanuras del Genil.
Según narra Fidel Fernández Martínez en su libro “Sierra Nevada”, publicado en 1931 en Granada por la Editorial Urania y en su primera parte “De Granada al Veleta” describía:
“Arranca el Camino de la Nieve en la explanada de la Pulga, al final de la Avenida de Cervantes, y sube por las alturas de San Antón el Viejo, dejando atrás las Conejeras, hasta dominar en el altozano del Rebite una vista panorámica, que no cede en belleza y emoción a las de los Adarves de la Alhambra, ni a la del Panderete de las Brujas.
Toda la divisoria de mares, desde el Suspiro del Moro hasta Peña Partida y el Pico del Cuervo, se extiende ante la mirada del turista. Los escarpados riscos de los Alayos de Dílar, sirven de enlace aparente entre la Sierra de Otura y el Cerro del Caballo. Las crestas de los Tajos de la Virgen, la depresión donde se alberga la Laguna de las Yeguas, los Panderones del Veleta, y el famosísimo Picacho, se ofrecen como un telón de boca. A una y otra parte, se extiende un amplio horizonte de montañas, que acaban por un lado en la malagueña Sierra Tejeda y por otro en las alturas de Géres, que se apoyan en los llanos de Guadix. Más cerca, contrastando sus moles pardas o rojizas con las nevadas de la cumbre, resalta el enorme Cerro Hüenes, el Cerro Gordo, con sus encinas y sus pinos, el Cerrajón, con sus depósitos de plomo argentífero, y la cresta del Dornajo, que parece el centinela avanzado de los grandes picachos de la Sierra. A la espalda, en fin, poniendo pequeñas manchas blancas en la masa oscura de los olivares, destacan los cien pueblos de la Vega, repartidos alrededor de Granada, cuyo caserío y cuyas torres se ven perfectamente, y se distinguen con sus detalles.”
Fidel Fernández Martínez, formó parte del grupo de personajes polifacéticos de la Granada de la primera mitad del siglo XX y uno entre pocos que destacó por su conocimiento y divulgación de Sierra Nevada. Fue excelente médico, académico de Bellas Artes y de Medicina, y apasionado Penibetista.
Era hijo de Fidel Fernández Osuna, miembro de los primeros fundadores de la sociedad “Diez Amigos Limited”. Formó parte él mismo también de dicho grupo y además fue cosocio de los fundadores de la “Sociedad Sierra Nevada” (promotora del Albergue de San Francisco o de las Cúpulas que se construyó en los Campos de Otero) y a la que presidió entre 1935 y 1936. Fue de los primeros en subir a la cúspide del Veleta el día 15 de septiembre de 1935 en vehículo por la carretera recién inaugurada de la Sierra junto con el ministro de Obras Públicas de aquella época, Sr.Marraco, y que asistió al acto junto con el ingeniero Juan José Santa Cruz, diseñador de su trazado, y el director general de Caminos. Carretera que, en su estudio y proyecto inicial, ascendía por el Camino de los Neveros pero que, debido a sus fuertes pendientes, hasta del 9% en la zona del Contadero, se desvió al final por su actual trazado existente, arrancando junto al Genil, Cenes, Pinillos, etc.etc. y sus posteriores alternativas y modificaciones.
Como noticias curiosas decir primero que en 1870 el Estado vendió toda la nieve de Sierra Nevada, en sus dos vertientes, mediante escritura pública al Sr. García del Real en la cantidad de 125.550 pesetas oro; y que los 48 Km.de la carretera de la Sierra desde Granada hasta el Veleta costaron por aquel entonces la cantidad de 3.421.500 pesetas.
Puestos ya en vereda y tras este pequeño repaso en el camino de la historia comentar que lo del nombre, Camino de los Neveros o Camino de la Nieve, le viene por aquellos hombres que subían con sus recuas de borricos y/o mulas cargadas con sus capachos, seroncillos de pleita forrada de anea, serones de esparto y una tabla, llamada el "barbero", para apretar y poder tapar la nieve después con una manta. Nieve que atesoraban, arrancándosela al nevero, y que a veces tenían que ir a buscarla desde La Zubia, Cájar, Monachil, Huétor Vega hasta el mismísimo Picacho del Veleta (del ventisquero de Panderones, de Cauchiles, etc.) para vender "su maná" después en la ciudad de Granada para hospitales principalmente y otros establecimientos. Neveros que abrieron esta senda a base de alpargatas y sudor, bajo el hierro de sus caballerías. Todo por un salario mínimo y sobre un esfuerzo máximo. Como referencia decir que, su jornada laboral de unas 20 horas, andaría por los 2 reales (0,50 pesetas) al día. Sobre su "dieta" diaria, pues comentar de pasada que en su capacho de esparto, para el almuerzo, sus madres, mujeres, les solían echar: la típica cacerola con habas fritas en primavera, tortilla de collejas o patatas, bacalao (salao,frito-solo y/o con tomate), tomate frito con morcilla de lustre o asadura y la refrescante pipirrana entre otros.
Negocio éste, el de la venta de la nieve al natural, que se vino abajo con la fabricación del hielo artificial y que, hoy como recuerdo y homenaje al trajín de aquella marcha, nosotros recorreremos sus primeros pasos hasta la zona del Purche. Otro día seguiremos con otras de sus partes (hasta el Dornajo por la Cuesta de la Longaniza, Peñones de San Francisco, Barranco de Cauchiles, Collado del Veleta, Capileira, Pitres) aunque algunos de estos tramos ya los hemos recorrido cuesta arriba o cuesta abajo.
Para ello nos desplazamos hoy desde Granada, en autobús de su línea urbana, línea del 9, hasta su última parada muy cerca de las Conejeras.
Pasamos ya andando, como manda el primer mandamiento del libro abierto en horizonte del senderismo, y nos adentramos en un enjambre de urbanizaciones a diestra y siniestra y que se han construido desde el mismísimo antiguo Callejón de los Neveros hasta estas altas cumbres, no existiendo ya separación de tierra o verde entre las Conejeras y los Rebites.
Dejamos atrás las antiguas instalaciones de Tráfico donde había que subir para la obtención “a un solo trago de pecho” del carné de conducir si te lo querías llevar puesto a la primera. Pasamos el Restaurante las Perdices para caminar ya por el propiamente abierto al ancho cielo, Camino de los Neveros, hoy convertido en Cañada Real con su mismo nombre y apellidos. Aunque según tengo entendido en este camino real se juntan tres cañadas reales: la del collado de las Sabinas o Sabinillas, procedente de Güéjar Sierra; la de la Cuerda que sube de Monachil; y la de la Cuesta de las Cabras, que asciende de Huétor Vega. Pero volvamos al camino que nos ocupa.
En sus comienzos el Camino discurre, en un largo trecho, por una pista bastante ancha entre viñedos. Como en una montaña rusa, primero sube y baja hasta la altura de la localidad de Cenes de la Vega, que tenemos a nuestra izquierda. A la derecha nos ofrece las de Monachil, cuyas vistas saboreamos por esta vertiente como entre dos aguas.
A la altura del pueblo de Cenes terminan los descensos, y a los 45 minutos aproximadamente de marcha, el camino se estrecha de forma natural: se trata del Contadero (a 890 m.a.), llamado así porque aquí solían contar las cabezas de ganado dada su estrechez y tras la certeza de no equivocarse en sus números finales.
Pero ahora vendría lo bueno. A partir de ya comienza la Cuesta del Desmayo, que dura y dura como las pilas del conejo Duracell del anuncio. Pero lo bueno y por el contrario, que la altura que vamos ganando, paso tras paso, ya no la perderíamos. Al final de la misma, el camino se vuelve llano y discurre por umbría, observando aún grandes manchas de nieve caídas desde el último nevazo acontecido en Granada, el día 23 de diciembre pasado. Al poco nos topamos con la Fuente de los Castaños (1.220 m.a.); eso sí, donde ya no hay ni fuente ni castaños. Aquí hay una bifurcación de caminos: el de la izquierda nos llevaría a Pinos Genil, el de la derecha, y tras un suave ascenso, nos coloca tras una curva con las vistas de frente del Purche y sobresaliendo por entre el barranco que lo forma la Cresta del Dornajo.
Después de la curva, el Camino sigue llaneando y pronto se inicia una suave bajada y al poco nos topamos de lleno con las feas canteras que deslucen este paisaje y con la carretera asfaltada que sube desde Monachil al Purche. Ya sólo es seguirla en un último esfuerzo y que, tras un centenar de metros por el negro asfalto, nos coloca sobre la zona de los LLanos del Purche (1.400 m.a.) al cabo de unas dos horas y cuarto aproximadamente desde que iniciamos la caminata. Un llano en nuestra baja montaña granadina donde hace unos cien años se explotaban unas minas de calamina, había una cantina donde los arrieros tomaban un trago de aguardiente (principalmente de Diezma) y un poco después un médico de Granada, Fermín Garrido, que fue, entre otros cargos, alcalde y rector de la Universidad, construyó un hospital, en el cercano cerro del Sanatorio, para enfermos de tuberculosis.
Tras una breve parada en el Restaurante Ruta del Purche situado junto al margen izquierdo de la carretera que atraviesa esta gran explanada, continuamos la marcha dirigiéndonos por la misma asfaltada con dirección Este para tomar al final de la gran recta y nada más empezar la cuesta que la levanta, sobre el Collado del Muerto, el Carril o Camino de San Jerónimo a nuestra derecha, y que desciende también llevando hasta la Central Eléctrica de Diéchar. Pero a la altura del Cortijo Tornero, decidimos volver atrás (a la zona del Purche) por una senda que discurre paralela a unos postes de electricidad para no rodear el Cerrajón en sentido de las agujas del reloj y dirigirnos mejor hacia el carril que baja a la Central Eléctrica de la Vega. Camino carretero cerrado al paso de vehículos por una cadena y que desciende de forma vertiginosa entre el Cerro del Sanatorio, que queda a nuestra derecha, y el Cerrajón, que dejamos como colgado a nuestra izquierda.
Al final del mismo, y tras casi cincuenta minutos de fuerte bajada, cruzamos el río Monachil y giramos a la izquierda unos últimos metros, donde hacemos el alto obligado para el avituallamiento en las proximidades de la Central de la Vega, con el Cerro de los Poyos como enorme telón de fondo. Central eléctrica que permacene cerrada por una cancela y de la que sólo salía el fuerte y metálico ruido de sus turbinas funcionando, alterando la paz de este hermoso paraje de ribera y rodeado de fresnos, zarzas, majoletos, rosales silvestres y el murmullo de las aguas del río Monachil como jugueteando camino abajo. Indicar también que, justo desde aquí parte una sendilla, en un primer y fuerte ascenso, señalizada simplemente con un montículo de piedras, y que rodea al Cerrajón en sentido contratio a las agujas del reloj. Vereda que es por la que nosotros teníamos pensado darle la vuelta al mismo, optando al final por la alternativa contraria y antes mencionada.
Tras este parón y una vez completados los niveles, tomamos la vereda que nos lleva en sus comienzos paralelos al río y ya desde los Cahorros Altos (pasando de nuevo por la Cueva de las Palomas, por su famoso y largo puente colgante). Palabra "cahorro" que aunque no esté en el diccionario de la RAE, según Fidel Fernández en el libro antes comentado de <<Sierra Nevada>>, procede del penibetismo toponímico "canhorro" que significa "barranquera empinada, casi vertical, por la que corre el agua".
Pasando a continuación por la era de los Renegrales y desde allí hasta la localidad de Monachil, que por cierto hoy estaba a reventar bajo la llamada, en forma de ofrecimiento y regalo, y como casi de bando de su Ayuntamiento, para degustar la famosa Olla de San Antón y que se ofrecía junto a una gran carpa.
Sobre las cinco de la tarde, punto y final de esta larga marcha que, para más extra tuvimos que alargarla, depués del café imperdonable en el Restaurante El Molino, hasta el cruce de Cumbres Verdes para coger el autobús ya que por la gran fiesta que se cocía en Monachil no entraba al pueblo. Andanza que nos ha servido para descongestionarnos más las arterias de ese colesterol del malo, acumulado tras las largas Navidades. Pero que si nos llegan a dejar "Olla", fijo que la probamos, vamos! Pero nada, que para la siguiente la tendremos bajo cruz y raya y esos puntos suspensivos que dejamos para la próxima de la semana.
Como siempre, dejo algunas fotos como y para el recuerdo de los pasos... La otra, para bueno y por contra, que otro día más de enero en manga corta !
Pero bueno, que vayan esos ánimos para levantaros y que dejeis el mando a distancia aparcado en la butaca. Porque del corazón se trata!
DATOS BÁSICOS DEL RECORRIDO:
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- Accesos: Desde Granada en autobús hasta la última parada de la línea 9 del servicio urbano. Desde Cumbres Verdes, vuelta a Granada en línea regular de autobús.
- Itinerario: Vía Pecuaria Cañada Real Camino de los Neveros - El Contadero - Cuesta del Desmayo - Fuente de los Castaños - El Purche - Central de la Vega - Los Cahorros - Monachil.
- Trayecto: circular
- Distancia recorrida: unos 29 km.aprox.
- Número de participantes: 3
- Dificultad: Media-alta ('alta' por su prolongada subida y distancia)
- Duración: 7 h. 1/2 (incluidos descansos)
- Agua: llevar.

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